Visitar la ciudad de Nueva York en cualquier época del año es especial. Hacerlo en Navidad es un espectáculo. Y vivir una gran tormenta de nieve, toda una casualidad. He tenido la fortuna de disfrutar de la combinación de estas tres circunstancias, y os invito a que viváis conmigo una aventura que paralizó Nueva York en diciembre del 2010.
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